Afrodita a
Diosa del amor y la belleza, conocida por los romanos como Venus, en astrología, representa lo que amamos, valoramos y lo que nos atrae y repele hay dos Venus el de Libra y el de Tauro, en el primer caso hablamos de Atenea y en Tauro de Afrodita.
Esta diosa esta considerada como Diosa Alquímica, inspiradora de la poesía, discursos persuasivos y símbolo del poder transformador del amor que hace del cobarde, valiente y del fiero en manso, del duro en dócil, estos son ejemplos de la alquimia del amor que es capaz de convertir plomo en oro.
Es una diosa intermedia entre las Diosas Virgenes, por que es independiente y entre las Vulnerables por que se vincula y se entrega en las relaciones, eso si, sin sentirse una victima de ellas, teniendo amor reciproco, nunca fue victima de la pasión de ningún hombre.
El deseo de conocer y ser conocido es lo que produce Afrodita. Si este deseo conduce a la intimidad física, de ella puede seguirse la fecundación y una nueva vida. Si la unión es también de mente, corazón y/o espíritu, se crea un nuevo crecimiento en las esferas psicológica, emocional o espiritual.
El amor platónico, la conexión del alma, la amistad profunda, la relación, la comprensión empática son, todas ellas, expresiones del amor, que busca esta diosa.
La calidad de la conciencia que se asocia con Afrodita es única. Las diosas vírgenes se asocian con la conciencia centrada y son arquetipos que posibilitan que las mujeres se concentren en lo que tiene importancia para ellas. La receptividad de las diosas vulnerables está igualada por su conciencia difusa. Pero Afrodita tiene una cualidad de conciencia propia, que yo llamo conciencia de Afrodita: está centrada, pero es receptiva; este tipo de conciencia incorpora el objeto de la atención, pero también se ve afectada por éste.
La conciencia de Afrodita se centra más y es más intensa que la conciencia difusa de las diosas vulnerables. Pero es una conciencia más receptiva y atenta al objeto de su atención que la conciencia centrada de las diosas vírgenes. Así pues, no es no como la lámpara de un cuarto de estar, que ilumina todo lo que cae dentro del radio de su brillo, con una luz cálida y suave, ni como un foco o un rayo láser. Considero que la conciencia de Afrodita es como las luces de un teatro que iluminan el escenario. Lo que mantenemos a la luz de las candilejas refuerza, dramatiza o magnifica el impacto de la experiencia sobre nosotros. Incorporamos lo que vemos y lo que oímos y reaccionamos a ello. Esta iluminación especial contribuye a extasiarnos ante una sinfonía, conmovernos ante una obra de teatro o las palabras de un orador; los sentimientos, las sensaciones, las impresiones y los recuerdos salen de nosotros en respuesta a lo que vemos y oímos. A su vez, lo que están en escena puede llegar a ser inspirado por la audiencia, y dinamizados por la relación que sienten que se dirige hacia ello.
Cualquiera que se haya enamorado alguna vez de una persona, de un lugar, una idea o un objeto, enfoca su atención sobre ellos con la conciencia de Afrodita. Pero no todos los que utilizan la conciencia de Afrodita están enamorados. El modo “enamorad” de Afrodita de considerar a la otra persona como si ésta fuera fascinante y bella, es característico de las mujeres que personifican el arquetipo, y es una manera natural de relacionarse y de tener información para muchas mujeres (y hombres) a las que les gusta la gente y enfocan deliberadamente toda su atención sobre ésta.
La sienten cautivadora, como si ella activamente les hiciera reaccionar de una manera afirmativa (en lugar de objetiva o crítica). Éste es e estilo que ella tiene de ser auténtica y de involucrarse de manera momentánea en todo lo que le interesa. El efecto sobre los demás puede ser de seducción, pero también ser equívoco si su manera de interactuar crea la impresión de que ella está atraída o enamorada, cuando en realidad no lo está.
La conciencia de Afrodita es interactiva y receptiva que facilita el cambio y el crecimiento, no se deja arrastrar por los sentimientos pero escucha mantiene la imparcialidad y se centra en liberar el amor que hay dentro, Afrodita es una grna sanadora y maestra del corazón, las obras de Shakespeare estan llenas de sus enseñanzas.
La conciencia de Afrodita está presente en todo el trabajo creativo, incluyendo el que se hace en soledad. El diálogo de “relación” se encuentra en ese caso entre la persona y el trabajo, del cual emerge algo. Por ejemplo, observemos el proceso de una pintora concentrada en su pintura y en su lienzo.
Se produce un intercambio de absorción: la artista reacciona o es receptiva a los accidentes creativos de la pintura y el pincel; empieza de manera activa con trazos enérgicos, los matices y el color; y después responde a lo que ve que va resultado. Se trata de una interacción; la espontaneidad se combina con la profesionalidad. Se tata de una interacción entre la artista y el lienzo, y como resultado se crea algo que previamente no existía.
Es más, mientras la pintora se centra en el detalle que tiene frente a ella, también mantiene la percepción de todo el lienzo en su conciencia. De vez en cuando retrocede y ve de manera objetiva aquello en lo que ha estado involucrada de una manera tan subjetiva. Se encuentra absorta e implicada, pero también, de alguna manera, objetivamente desapegada.
Tanto en la buena comunicación como en el proceso creativo, existe una interacción. Por ejemplo, una conversación puede ser banal, sin sentido, hiriente, o puede ser una forma de arte, tan espontánea, conmovedora y maravillosa como sesiones de improvisación musical o de jazz, cuando el alma alza el vuelo con la música y remonta a alturas extáticas en algún momento en un profundo acorde. La interacción es espontánea en la forma, pero su sustancia, que es el espiritu en la materia, puede ser honda y conmovedora.
Las personas que conversan sienten excitación y una sensación de descubrir cosas nuevas cuando cada una lanza una respuesta a la otra. Ambas experimentan la conciencia de Afrodita, que proporciona el campo de energía o telón de fondo para que se produzca la comunicación o la creatividad.
A dónde pueda llegar la música o cómo se desarrolle la conversación no es algo que se conozca desde el principio ni que esté planificado. El descubrimiento –el nacimiento de algo nuevo- es un elemento clave en la creatividad y en la comunicación.
Allí donde la conciencia de Afrodita está presente, se genera energía: los amantes irradian bienestar y fuerza acrecentada; la conversación se hace viva, estimulando los pensamientos y los sentimientos. Cuando dos personas se encuentran de verdad, ambas reciben energía del encuentro y sienten más vitalidad de la que tenían previamente, con independencia del contenido del mismo que, en la terapia, puede suscitar temas muy dolorosos, para poder curarlos definitivamente, va a las causas profundas.
Para hacer que un sueño se vuelva realidad, hay que tener primero un sueño, creer en él y trabajar por realizarlo. Normalmente, es esencial que otra persona que sea significativa para nosotros crea que ese sueño es posible; esa persona es una portadora de visión, cuya fe suele ser crucial: Daniel Levinson, en Seasons of a Man’s Life, describe la función de una “mujer especial” en la fase de transición de una joven hacia el mundo adulto. Levinson asegura que tal mujer tiene una conexión especial con la realización del sueño de aquél. Le ayuda a dar forma al sueño y hacerlo realidad. Lo comparte, lo bendice, cree en el joven como el héroe del mismo, se une a él en su viaje de descubrimiento y le proporciona un santuario en el que puede imaginar sus aspiraciones y alimentar sus esperanzas.
Esta mujer especial es similar a la descripción de Toni Wolf de la “mujer hetaria” (que viene de la antigua palabra griega que designaba a la cortesana, que tenía educación y cultura y era excepcionalmente libre respecto a las mujeres de aquellos tiempos; era en algunos aspectos como la geisha japonesa), un tipo de mujer cuyas relaciones con los hombres tienen cualidades eróticas y de compañía. Puede ser la mujer que inspira, o musa. Según Wolf, la “hetaria” fertiliza el lado creativo de un hombre y le ayuda a realizarlo. Toni Wolf, analista junguiana y antigua paciente de Jung, fue su colega y, según algunas personas, también su amante. Ella fue, tal vez, la “mujer especial” para Jung, una mujer hetaira que inspiró la teoría jungiana ( Se comenta que Sabina Spielrein fue la catalizadora de Afrodita para Jung).
A veces, una mujer posee el son de atraer a varios o a muchos hombres hacia ella, que la ven como su “mujer especial”; tiene la capacidad de percibir sus potencias, creer en sus sueños e inspirarles para realizarlos. Lou Salomé Andreas, por ejemplo, fue la mujer especial, musa, colega y compañera erótica de varios hombres famosos y creativos, entre los que se encontraron Rilke, Nietzsche y Freud.
Las mujeres, al igual que los hombres necesitan imaginar que su sueño es posible, y tener a otra persona que les considere a ellas y considere su sueño con la conciencia de Afrodita potenciadora del crecimiento. Se especula sobre por qué existen tan pocas mujeres artistas famosas, grandes “chefs” de cocina, directoras de orquesta o filósofas de renombre; entre las razones que se dan podría ser porque esas mujeres carecen de portadores del sueño. Las mujeres han alimentado el sueño para los hombres, mientras que éstos, en general, no ha alimentado el sueño demasiado bien para las mujeres de su vida.
Y hay muchos casos de esto, de ahí que se dice que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”.
Este estado de cosas es una consecuencia parcial de los roles estereotípicos, que han limitado la imaginación y suprimido las oportunidades de las mujeres. Pero los obstáculos tangibles (dificultades del tipo “mujeres abstenerse”) están disminuyendo, al tiempo que aumentan los modelos de roles.
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