EL BIENESTAR
debemos saber primero, momento a momento, quiénes creemos ser y qué nos impulsa a sentir y
hacer esa mala costumbre de pensamiento. Un momento de claro y total conocimiento de lo que
creemos ser pero en realidad no somos, pone fin, por el momento, a la charada maniquea. Si
renovamos, hasta que se convierten en una continuidad, esos momentos del conocimiento de lo que
no somos, podemos sorprendernos de pronto sabiendo quiénes somos en realidad.
La concentración, el pensamiento abstracto, los ejercicios espirituales: exclusiones sistemáticas
del reino del pensamiento. El ascetismo y el hedonismo: exclusión sistemática del reino de las
sensaciones, los sentimientos y la acción, Pero el Bienestar es el conocimiento de quién es uno en
realidad, en relación con todas las experiencias; tened conciencia, entonces, tened conciencia en
todo contexto, en todo momento, de todas las cosas, honrosas o deshonrosas, agradables o
desagradables, que podáis estar haciendo o sufriendo. Ese es el único yoga auténtico, el único
ejercicio espiritual digno de ser practicado. Cuanto más conoce un hombre sobre los objetos
individuales, más sabe sobre Dios. Traduciendo el lenguaje de Spinoza al nuestro, podemos decir:
Cuanto más sabe un hombre acerca de sí mismo en relación con todo tipo de experiencia, mayor es
su posibilidad de saber de repente, un buen día, quién es él en realidad, o más bien Quién (Q
mayúscula) Es (E mayúscula) "él" (entre comillas) en Realidad (R mayúscula).
San Juan tenía razón. En un universo benditamente carente de habla, el Verbo no sólo estaba con
Dios; era Dios. Como algo en lo cual había que creer. Dios es un símbolo proyectado, un hombre
deificado. Dios = "Dios".
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